Eli
estaba en su habitación revisando los resultados del FFI en su
portatil. Al ver los puntos totales no pudo evitar ponerse de pie y
mirar incrédula.
-Inazuma
Japon...- dijo para que luego apareciera una ancha sonrisa en su
rostro.- PASO A LAS FINALES!- gritó comenzando a saltar de alegría.
Después
de haber pasado todo un día soportando las miradas furtivas y los
chismorreos del Instituto, lo único que quería era despejar un poco
su mente, pero en eso tocan a la puerta, al parecer eso no sería
posible. Carmine Hide se asoma por la puerta.
Para
ser una señora de edad, se mantenía muy bien. Su cabello pelirrojo
ya algo canoso le llegaba hasta los hombros. Y sus ojos eran de un
color rojo sangre que cuando estaban enfadados parecía que te
estubieran partiendo a la mitad con una espada. De estatura mediana.
Llevaba un vestido color rojo con un cinturón negro en la cintura.
Zapatos de tacón negros y un collar de perlas adornaba su cuello.
Eli
se le quedó mirando con desconfianza.
-No
me mires así, querida.- dijo Carmine.- No a tu propia abuela.- dijo
para terminar de entrar a la habitación.
-No
te miraría así si no me hubieras hecho esto.- dijo Eli con rencor.
-Esto?
Si a esto te refieres a salvar tu futuro, pues sí.- dijo su
abuela algo severa.- Eli, cariño, por favor, sientate conmigo y
hablemos del tema.- dijo tomando asiento en la cama de la chica.
-No
hay nada de que hablar.- dijo la castaña.
-No
me hables con ese tono o si no...- dijo amenazadora.
-O
que? O que, abuela? Que me vas a hacer? Ya no hay nada que me puedas
quitar.- dijo la chica molesta.
-Sabes
que lo hago por tu bien...
-No!
Lo haces por tú propio bien... Haces lo mismo que le hiciste a mi
madre o a Nakata! Solo para que el resto no hable mal del apellido.
-Esas
son mentiras...
-Mentiras?
Ahora llamas mentira a la verdad? Le prohibiste a Nakata estudiar
literatura porque según tú no iba con su nivel, pero era porque no
quería que los otros hablaran de que mi hermano se volvería un
escritor fracasado. Y a mi madre...
-No
metas a Rebacca en esto...- dijo más molesta.
-Nunca
quisiste que se casara con mi padre! Y ahora a mi me retienes de
hacer lo que realmente me gusta y no solo eso, sino que me privas de
lo que he logrado formar en Japón, de mis amigos y de...
-Y
de? Y de qué, Eli?- preguntó Carmine.
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